Hoy os quiero contar cual ha sido mi experiencia en mi primer viaje “vida a bordo” de buceo. Me encanta bucear y cuanto más, mejor. Pero cuando me comentaron la posibilidad de hacer un vida a bordo, me surgieron varias dudas: ¿no acabaré cansado de bucear 4 veces al día? ¿No será aburrido estar todo el día encerrado en un barco? ¿Cómo llevare ese encierro con otros 25 desconocidos?
Voy a comenzar por el final: UNA EXPERIENCIA INCREÍBLE.

FOTO: @LORETOHNP
Ahora miro atrás, veo el día en el cual subí al barco por primera vez y tengo la sensación de que ha pasado una vida entera. No lo digo en sentido negativo sino más bien creo que es el mayor piropo que le puedo echar a esta experiencia, porque la verdad es que han sido 7 días llenos de emociones, risas, anécdotas y situaciones divertidas.
Si hablamos de pasar 7 días en un barco que aunque grande, tienes que compartir con 25 personas más la tripulación, pues la verdad es que es algo altamente recomendable porque esas 25 personas y tu compartís algo muy importante: ganas de vivir, reír, compartir y por encima de todo, el amor al mar y todos los secretos que esconde. Con estos ingredientes se crea un universo paralelo alejado del ruido, frenetismo e individualismo que nos rodea día a día.
Esta experiencia me ha enseñado un término nuevo para definir este ritmo de vida: “frenetismo perezoso”. Y es que te levantas a las 5:30 de la mañana y te vas a dormir a las 23:00. Vamos, que a cualquiera que le digas que haces esto en vacaciones…

FOTO: @LORETOHNP
Pero sí, tantas horas solo para bucear, comer y dormir. No te creas que sobra mucho tiempo y ¿porque “frenetismo perezoso”? Porque no tienes muchos tiempos muertos .Te levantas y tienes 30 minutos para revisar equipo, tomar un café y corriendo al briefing. A las 7:00 “al agua patos” y cuando sales (60 minutos de inmersión) te cambias y a las 8:30 desayunas. Cuando quieres darte cuenta son las 10:30 y tienes otra vez briefing y vuelta a empezar: bucear, comer y tumbarse al sol. ¡Esto 4 veces al día!
Con todo esto no quiero decir que aburra, sino que entras en una dinámica en la que no hay cabida al aburrimiento.
Por otro lado, hay una premisa básica en estos viajes: cada uno bucea lo que le apetece, no hay obligación de hacer todas las inmersiones todos los días; Si no te gustan las condiciones, el punto de buceo o simplemente te quieres relajar en cubierta con una cerveza ¡Hakuna Matata! (si bebes, se acabó el buceo ese día).

Y un capítulo a parte tiene la comida, increíble. Yo he vuelto con algún que otro kilo de más ya que todo, absolutamente todo, es casero, desde las ensaladas a los postres en todas las comidas (cinco comidas al día, las principales más almuerzo y merienda). Siempre hay algo que echarte a la boca tanto de comida como de bebida (está todo incluido a excepción de las bebidas alcohólicas).
En resumidas cuentas fue una experiencia que nunca olvidare. Estoy seguro de que volveré a hacer un vida a bordo en el futuro, pero ninguno será como este.
Por cierto, la ruta que hice fue Ruta norte y pecios en el Mar Rojo, pero para saber cómo fueron las inmersiones y qué compañeros nos encontramos en el fondo, tendréis que seguir nuestro blog, porque os lo contaremos en el siguiente post sobre el Mar rojo!!
Os dejo una foto de la familia que fuimos durante siete días. Nos vemos en el fondo.
